jueves, 13 de abril de 2023

La verdadera mente de principiante

Una tarde luegi de la clase de menores, se acercó una mamá que había estado viendo con su hijo la clase, y me consultó varias cosas por él. Él tenía 5 años todavía, recién cumplidos, muy chico para empezar, pero igual le dije que podía esperar unos meses y ver, y le expliqué como nos manejamos. Pero bueno, pensó un momento y me dijo "una cosita más que no tiene que ver con él. Antes de que él naciera venía acá, pasaba por acá, y me quedaba viendo las clases. Me quedaba parada afuera mirando y siempre me gustó y no sé por qué. No sé por qué no lo puedo explicar pero yo veía la clase y a veces me quedaba una hora viendo con mi marido ahí, antes de que naciera el nene y estando embarazada de él. Pasaba, me quedaba y terminaba cansada porque veía toda la clase. No entiendo cómo me pasaba eso pero me pasaba. Siempre me gustó esto y bueno quiero algún día empezar."
"Bueno, inscribite, no esperes", le contesté. "Sí, tendría que empezar". "Tenés que empezar porque si a vos te gusta y nunca practicaste y te sentís así viéndolo, cuando empieces seguramente te vas a sentir mejor y vas a ver que te gusta más. Si no podés empezar ahora por organización, ponete una fecha, un mes, dos meses, tres meses, pero ponete una fecha y empezá porque es para vos, y sí tanto te gustó vas a ver que esto te va a gustar".
Lo que me pasó a mí fue que yo veía la mirada que tenía cuando me contaba todo esto y me hizo acordar a cuando yo buscaba algo para empezar y encontré aikido.
Creo que si hubiera una forma de definir algo visualmente o gráficamente como SHOSHIN, era la mirada de esta mamá que nunca había empezado y tenía ganas de empezar, y le gustaba y ella sabía que le gustaba pero no podía explicar por qué. Me reconocí en mucho de lo que ella decía y lo que ella me hacía sentir. Ojalá podamos seguir sintiendo eso en cada clase.