miércoles, 23 de abril de 2008

Aikido y los nombres

El Aikido, com otras artes marciales japonesas, chinas, o de donde sea que provengan, es un arte marcial tradicional. Es un arte marcial tradicional japones. Y no porque sea un arte antiguo -fue creado com tal en la décadade 1940-, sino porque se mantienen tradiciones.

La del hakama para los cinturones negros en algunas escuelas, la de los saludos formales, del equipo de práctica blanco, del lugar donde se practica, de los nombres de los ataques y técnicas, etc.

De los NOMBRES. A esto me voy a referir.

Cuando se comienza a practicar aikido, más allá de la dificultad en realizar las técnicas, o realizar bien las caídas -UKEMI-, nos damos contra una pared muy dura: la de los nombres en japonés que se utilizan para TODO en la práctica del aikido. Desde el saludo al compañero -onegai shimazu-, el saludo al instructor -fukushidopin/shidoin/sensei ni rei-, el nombre de los ataques -shomenuchi, katatedori, jodan tsuki, etc.- y las técnicas a realizar -iriminage, sankyo, udekimenage, sumiotoshi, etc.-TODO es en JAPONES.

Además de ser así para molestarnos un poco más con todos los problemas que tenemos, debemos aprender los nombres japoneses. "¿Y por qué, si yo soy argentino/español/colombiano/salvadoreño o lo que sea?" Es así porque practicamos un arte marcial TRADICIONAL. Si no nos gusta seguir tradiciones extranjeras, podemos dejar de hacerlo. Pero en mi opinión, no estaríamos haciendo aikido.

Esos nombres, hacen posible que podamos participar de un clase de aikido en cualquier lugar del mundo sin importar que idioma hablemos. Esos nombres nos permiten distinguir un ataque de shomenuchi de un jodan tsuki, una técnica de kotegaeshi de koshinage.

De la misma manera que distinguimos ataques y técnicas, debemos tomar conciencia de nuestros nombres. He visto muchas veces que en los dojos -no hablo de dojos de 150 practicantes- no sabemos con quien practicamos, o lo sabemos vagamente: "El gordito", "el flaco", "el morocho", "el rubio", "el grandote", "uno bajito".

Nuestros nombres nos distinguen de otros, no por ser mejores o peores, sino porque somos diferentes y únicos.

Tratemos de hacer un esfuerzo por recordar los nombres de los términos utilizados en aikido y de nuestros compañeros. Nos distinguirá de aquellos que no lo hacen por no creerlo importante.

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